lunes, 13 de abril de 2020

Libre.


La sensación de comenzar un sendero que no tiene final, caminar por el mero placer de caminar, cambiando constantemente de paisajes. Conocer diferentes culturas y hábitos, intercambiar pensamientos. Contemplar un atardecer distinto cada día, dando por hecho que el día ya no tiene un objetivo, el único objetivo es vivir. Aprender a recordar mediante el olfato, recordar olores, recordar sonidos, cada lugar tiene su propia banda sonora; el cantar de las especies, el viento peinando los árboles, el sonido de las olas rompiendo contra la bahía.  Tener tacto para saber que quiere decirte cada energía que llega a ti, el frescor de una mañana, la calidez y calma de la puesta de sol. Los mensajes que transmiten los silencios, transcribir en tu cerebro cada detalle. Volver a acariciar, percibir como cada lienzo de la piel comienza a responder a ti, interpretar cada gesto que provocas. La tranquilidad del bosque, la inmensidad de la montaña, la paz del mar, el calor de la compañía, la confianza de la amistad.

Volver a ser libre.