sábado, 24 de abril de 2021

Besar el alma.

 

Besar el alma.

Aprende a besar el alma, aprende cada uno de sus indescifrables diagramas, aprende a ver el ser. Camina por sus angostas curvas, sorteando cada una de sus tormentas, rociando tu rostro con el agua de su lluvia. Olvídate de lo que se ve a simple vista, porque su verdadero tesoro se encuentra en su interior, escondido y bien preservado para quien es capaz de ver más allá del cuerpo. Prepárate para la ferocidad de sus cambios de estaciones; para la calidez de sus inviernos y la frialdad de sus veranos, la inevitable muerte de sus primaveras y la vida de sus otoños. Hazle el amor a su mente y fóllate su personalidad, dejándote llevar por su juego, formando parte del malévolo plan. Sé cómplice, no rival.

Sobre todo, no tengas miedo de mirarle fijamente a los ojos, esperando quedarte de piedra, como si de una extraña pero efectiva maldición se tratase. Porque efectivamente, tendrá efecto sobre ti, y comenzarás a preguntarte qué más esconden esos profundos ojos, que no dejan de mirarte y desnudarte, con curiosidad casi infantil, cuestionando si eres más que un cuerpo, más que una chulería y una risa nerviosa. Preguntándose que tiene tu mundo que no tienen los demás y porqué solo tú reinas en él, liderando la revolución que hará que caigas y vuelvas a ser mortal.

Y no tengas miedo de mostrarte tal y como eres, no tengas miedo de sentir, porque si consigues que así sea, estará siendo tu cura, para un mundo que solo besa cuerpos, olvidando por completo que el reino del interior es mágico, enigmático y misterioso, pero clarividente y enriquecedor. Cura del materialismo romántico y los besos de cristal.